Me lo dicen seguido:
“Me encantaría tener tu energía, pero a mí no me gusta entrenar.”

Y siempre contesto lo mismo: no se trata de que te guste.

A mí tampoco me encanta todos los días. Hay días en los que estoy agotada, con mil cosas en la cabeza, o simplemente sin ganas de moverme.

Pero aprendí que la motivación no se espera, se entrena.

Se entrena cuando elegís hacerlo igual. Cuando entendés que el cuerpo necesita movimiento, que la mente necesita esos minutos donde solo estás con vos misma, y que el bienestar no llega del placer inmediato, sino de la constancia.

La fuerza no se trata solo de levantar peso. Se trata de entrenar la capacidad de sostener el disconfort, de atravesar la incomodidad con la certeza de que del otro lado hay crecimiento.

En un mundo donde todo parece tener que ser rápido y disfrutable, tolerar lo que cuesta es un superpoder.

Por eso digo que el verdadero desafío no es hacer más, sino sostener lo que empezás.

Y ahí está la diferencia entre la gente que “tiene energía” y la que siente que no la tiene: no es genética, es práctica.

Entrenar, alimentarte bien, descansar, cuidar tu cuerpo desde adentro… son actos de elección diaria. Pequeños desafíos que te devuelven mucho más de lo que te piden.

Así que si hoy estás sin ganas, recordá esto: no hace falta esperar el momento perfecto.
Empezá igual. Movete igual. Elegite igual.

💜 El poder de los desafíos está en vos.

👉 Si querés seguir leyendo sobre cómo acompañar tu entrenamiento desde adentro, explorá más notas en el blog de GlowPure.